La fundación de Concepción del Nuevo Extremo y la desembocadura del río Bio Bío fueron los puntos de referencia que se tomaron en cuenta para emprender el viaje y así buscar el lugar adecuado para cruzarlo. El río era profundo, fangoso y torrentoso pero lo encontraron – más al oriente – en el llamado Vado de Negrete, ubicado en la actual comuna de Negrete, en el mes de diciembre de 1551. La infraestructura caminera era inexistente, no habían caminos ni puentes, sólo huellas.
Los aborígenes que allí habitaban eran los coyunches, gentes de las arenas, hombres primitivos, semisalvajes, que andaban casi desnudos pero que fueron una encarnizada lucha a las huestes españolas para no permitirles la entrada.
El valle de Negrete presentaba un lugar privilegiado para los españoles.
Poseedor de cerro que sirvió de atalaya y punto de reunión de la Plana Mayor Española, permitió la planificación de las acciones a seguir y fue el lugar de descanso de las tropas.
El conquistador español traía como emblemas la Cruz, que tipificaba el cristianismo, y la Espada, símbolo de la Dignidad de los Caballeros.
Durante el período de la Colonia, en Negrete se llevaron a cabo cuatro Parlamentos que eran Asambleas de Pacificación entre españoles y mapuches (“gentes de la tierra”). Estos se llevaron a efecto del 13 de febrero de 1726, el 4 de marzo de 1793 y el 3 de marzo de 1803.
El Parlamento más importante fue el desarrollado en 1793. Encabezado por don Ambrosio O’Higgins, duró tres días, juntándose más de mil 500 soldados y oficiales españoles y unos 2 mil 500 indicios, entre caciques, ancianos y mocetones.
Además, asistió el Intendente y el Obispo de Concepción. O’Higgins, que era el Gobernador del Reino de Chile, viajó en carruaje desde Santiago y permaneció una semana en Negrete – en las ramadas construidas para este evento- en los faldeos del cerro Negrete. Fue su último acto público en Chile puesto por después asumiría como Virrey de Perú.
Fuente: Guido Ríos S.
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